miércoles, 19 de agosto de 2015

Pika, Igel y Elster

Al día siguiente después de su último encuentro con Sakún, Munchi-Munchi se fue a jugar al claro del bosque con sus amigos. No tenía muchas ganas, pero al final había cedido ante la insistencia de Pika. A ésta se le había ocurrido, por intentar animar a Munchi, que podían fabricar ellos mismos sus propios “juguetes de humanos”. El primer intento no estaba siendo muy exitoso que digamos. Para simular una pelota, se les había ocurrido usar una enorme piña. Igel, que no podía presumir de buena puntería, se la acababa de lanzar a Pika en toda la cabeza y ésta, se frotaba la zona dolorida bastante enfadada. ¡Ouch!, ¡Erizo cegarruto!, ¡Me has hecho daño! - Lo siento Pika, ha sido sin querer - respondió Igel avergonzado, mientras que la urraca Elster intentaba disimular la risa. - No te enfades Pika, como él tiene púas no lo nota - intervino Munchi tratando de apaciguar los ánimos. - Vale - dijo Pika aún malhumorada - mejor buscamos otra cosa … -¿Qué tal una piedra? - propuso Igel entusiasmado - Pues entonces tú no juegas, o acabamos todos con chichones - respondió Pika. -¿Qué insinúas?, ¿que no lanzo bien? - preguntó Igel ofendido - No insinúo nada, lo afirmo. - y ambos comenzaron una acalorada discusión, como solía ser habitual. - ¿Por qué no intentamos mejor construir una cometa? - propuso Elster conciliadora. - Mi madre encontró el otro día una cosa muy curiosa que quizás nos sirva, mirad - dijo enseñándoles orgullosa una brillante bolsa de plástico. - Seguro que podemos encontrar un par de palos, y con la resina de los pinos podremos pegarlos. - ¿Y cómo hacemos la cuerda? - preguntó Munchi con interés. - Quizás con hilos de morera.. - respondió Elster pensativa. - ¿Y no sería más sencillo intentar hacer una piñata? - propuso Pika. - ¡Buena idea Pika!, ¡Podemos llenarla de grandes bellotas! - intervino Igel entusiasmado. -Otra idea brillante del erizo insensible - contestó Pika con sarcasmo. - Yo prefiero flores y hierbas silvestres. - ¿Por qué no mejor de moras? - se apresuró a intervenir Munchi para evitar una nueva discusión - es una fruta que nos gusta a todos. Tanto Pika, como Igel como Elster dijeron que les parecía una buena idea, y al instante el grupo de amigos se puso a buscar por el bosque. 

Pasado el tiempo, se hizo evidente que la mejor recolectora era Elster. Pika era algo lenta y la visión de pobre Igel no era muy buena. Además, tampoco ayudaba que se fuera comiendo gran parte de las pocas que encontraba. - Como dependamos de tu cosecha Igel, vamos listos - le dijo Pika irónica. - pues tu tampoco llevas muchas que digamos - contestó éste ofendido con los carrillos llenos. - Munchi puso los ojos en blanco ante la nueva disputa que se avecinaba y decidió alejarse un poco. Al encontrar una zarza especialmente llena, se puso muy contenta a recoger frutos. De repente, comenzaron a moverse vertiginosamente unos arbustos cercanos, de los que surgió una redonda figura. - ¡Croac!, ¡Croac!, ¿por casualidad no serás la ratoncita Munchi-Munchi ...?

1 comentario: